¿Qué joya te favorece? Guía para elegir bien
Aunque en este blog de lo que más nos gusta hablar es de las joyas y su historia, a veces nos salimos de ese tema para abordar otros que pueden ser interesantes y útiles, como es el caso del artículo de hoy.
Quizás nunca lo hayáis pensado pero con las joyas sucede lo mismo que con la ropa:
hay cosas que nos sientan bien y otras que no. De la misma manera que una prenda con rayas verticales nos estiliza y en cambio, si tiene rayas horizontales nos "anchea", las joyas tienen un efecto muy importante en este sentido, aunque muchas veces escogemos la joya únicamente porque nos gusta estéticamente.
Hoy vamos a ver algunas "normas" a las que hemos llegado con nuestra experiencia probándoles joyas a nuestros clientes todos estos años, pero éstas no pretenden ser verdades absolutas. Es cierto que existe una idea universal de armonía, pero por encima de todo está vuestro gusto y estilo. Esa misma experiencia nos ha demostrado que a una persona que lleva sus joyas con decisión y gracia, no se le pueden aplicar normas generales. Así que si al leer esta guía no veis las cosas como nosotros, os olvidáis de ella y listo.
Está claro que los seres humanos podemos ser altos o bajos, con manos largas o cortas, con cuerpos delgados o corpulentos. En unos predominan las líneas rectas y en otros las curvas...hay una joya para cada tipo. Hay gente a la que todo le queda bien, pero el resto de los mortales debemos tener en cuenta ciertas consideraciones.
Por ejemplo, los pendientes largos van mejor para mujeres que no tengan el cuello muy corto, ya que agravarán esto. En ese caso, mejor usar pendientes pequeños o que cuelguen sólo un poco. Con cuello largo van bien los de grandes dimensiones, pero sin pasarse (que no toquen los hombros):
Hay muchos tipos de cara: oval (les queda todo bien), triángulo , oblonga, cuadrada...Si la cara es larga y angulosa, irán bien aquellos que tengan formas redondeadas.
En cambio, en caras redondas, el pendiente
largo y de líneas rectas hará el efecto de alargar el rostro.
En general, como veis, se trata de buscar un poco el contrario, es decir, compensar. Por ejemplo, si tienes la barbilla puntiaguda, no te pongas pendientes angulosos que acaben en punta: intenta suavizar esto con pendientes de formas redondeadas.
Igualmente, los cuellos cortos no se llevan bien con las gargantillas anchas , mejor una delgada. Pero ojo , si se trata de una señora de cierta edad, no usar gargantillas finitas, porque parecerán una arruga.
Otra cosa: ¿Os imagináis un señor bajito con una corbata muy larga? Horrible, parecerá más pequeño y que le han prestado la ropa de alguien más alto. Pues con los collares pasa lo mismo. Las mujeres pequeñitas deben evitar los collares que llegan hasta el vientre. Les quedarán mucho mejor si llegan hasta la mitad del pecho. Las que son altas, en cambio, pueden usar collares hasta la cintura y les quedará muy bien. Cuidado con el volumen del collar: las cuentas o perlas muy grandes no van bien para las bajitas.
Los anillos también son importantes: las manos se ven mucho, cuando gesticulamos atraen la atención. Si tienes dedos largos ponte lo que quieras, pero si son cortos, debes tener cuidado con los anillos grandes.
Hay quien dice que con dedos cortos no se deben usar anillos anchos y es cierto, pero con un matiz: si el anillo es ancho pero tiene altura, es decir con volumen hacia arriba, entonces sí que sientan bien en dedos cortos e incluso los estilizan. Lo que está claro que hay que evitar en este caso son los anillos tipo cinta , que ocupan toda la falange pero son bajos.
¿Y en qué dedo? En todos! Si el anillo es voluminoso y no queda bien en el anular, puede llevarse en el dedo corazón, que siempre es más largo. También en el índice o en el meñique, muy de tendencia ahora aunque no es nada nuevo: en la Edad Media se llevaban frecuentemente en ambos.
Las pulseras: las muñecas gorditas no se llevan bien con brazaletes anchos, mejor varias pulseras, pero sin pasarse, que hay gente que se llena el brazo hasta el codo.
¿Y los colores? Pues por mucho que se intente fijar una norma, aquí sí que no la hay: se dice que las esmeraldas son para las rubias, que las gente de piel blanca no debe usar oro blanco...Nuestra experiencia es que no se puede generalizar ya que el tono de oro o piedras que te sienta bien depende de muchos factores. Lo mejor es probarse las joyas y ver qué efecto hacen.
Supernorma que va a misa: no os volváis locas intentando que la joya tenga el mismo color, pero el mismo exactamente, que el vestido: como voy de verde pistacho y llevo un bolso verde pistacho y además zapatos verde pistacho, quiero unos pendientes verde pistacho. Resultado: pareces un pistacho.
Hay que romper la uniformidad y a veces lo mejor es hacerlo con las joyas, eligiendo un tono que, o bien "acompañe" o que "rompa". Las dos son buenas opciones. Y si no lo tienes claro, oro o plata lisos, sin piedras o con piedras neutras, así no te equivocas.
Siempre debes sentirte cómoda con lo que lleves, ya que si no es así, no estarás natural, y la naturalidad es el cimiento de la elegancia.
Y arriesga un poco, la diosa Fortuna ayuda a los audaces. Si no sale bien , hablarán de tí una semana, pero como decía Oscar Wilde, mejor que hablen mal a que no te recuerden...
Y para terminar, otra supernorma: dar al complemento la importancia que tiene y que es mucha. Hemos visto personas que se gastan un pastón en el vestido y luego se ponen cualquier bisutería. No es por barrer para casa, pero eso es un despropósito: se va a notar, porque la calidad se nota, y estropeará el conjunto. Reserva una parte del presupuesto para unas joyas buenas y estilosas.
Ya verás cómo al final se convierten en el "toque" que te deja perfecto/a.